A la gente de TIGRE ya no se le puede pedir más nada. La tribuna alienta, apoya, le pone color y también manifiesta su disconformidad. El Matador se está jugando la permanencia y sigue regalando puntos. La abstinencia de gol es insostenible y queda muy poca arena en el reloj.
TIGRE nunca le encontró la vuelta a Vélez. Muy atolondrado con la pelota en 3/4 de cancha, donde se gestan las acciones de peligro. Un equipo dubitativo y sin sociedades a la hora de armar el juego. El rival se acomodó tras la expulsión, aguantó y se llevó un buen punto.
El Matador suma de a puchitos y su suerte va a depender mucho de la mala fortuna de los equipos que están peleando en la zona roja. Da bronca porque TIGRE depende de si mismo y no lo hace valer. Cansa escuchar que son todas finales y que eso no se vea reflejado en la cancha.